10 ago 2007


mira quien es?


Detrás de la ventana...


Duda?


Amanecer


Deseos


El habla cotidiana


Dirigir un cariñoso "buenos días" o interesarse de forma sincera por quienes nos rodean son detalles que llenan nuestras vidas.


Era lunes y Max había quedado con Marta en su oficina, él necesitaba ayuda para realizar un trámite administrativo que tenía pendiente y que había sido incapaz de resolverlo por sí solo.


Se encontraron en el bar de la esquina. Max entró y saludó al propietario. Hablaron un par de minutos mientras Marta tomaba café rápido, totalmente ajena a la conversación que ellos mantenían.


Una vez terminado el café. Entraron en el ascensor junto a cuatro personas más.. Cada una de ellas pulsó el botón de su planta, fueron saliendo uno a uno, al tiempo que articulaban un imperceptible "buenos días".


Al llegar a la última planta, Marta y Max salieron del ascensor y entraron en la recepción de la oficina. Sin detenerse ni un instante, Marta lanzo un " buenos días" general que quedó suspendido en el aire. Max la seguía. Pasaron al lado de varios empleados, a los que Marta dedicó una fugaz mirada que ellos correspondieron con un leve movimiento de cabeza. Al pasar por delante de Ana, su secretaria, Marta le lanzó un enérgico "hola" y entró en su despacho. Max se paró a saludarla , y Marta pudo ver desde su mesa como charlaban animadamente. Tras un par de minutos, Marta reclamó la presencia de Max.


Max interrumpió su conversación con Ana, entró en el despacho de Marta, se sentó y , tras una pequeña pausa, le preguntó:

- ¿ Es así cómo empezáis el día en la empresa?

- ¿ A qué te refieres? - le dijo ella

- A vuetros saludos. A vusetra comunicación de buena mañana...

- Ya he visto cómo hablabas con Ana, nosotras nos vemos cada día, Max; no tenemos demasiadas novedades que explicar

- Marta, no es cuestión de que tengáis cosas nuevas que deciros. Se trata de que os digáis algo. Que os deje una pequeñas muestra de cariño, que os sintáis personas y os recordéis que sois importantes la una para la otra.


Marta se quedó desconcertada y en seguida le preguntó:

- Max, a qué viene exactamente todo esto?

No sé si te has dado cuenta, pero has pasado po delante de gente a la que ni siquiera has saludado. "El buenos días" de recepción no ha pasado de ser un puro formalismo, dirigido a nadie en concreto y hecho a la carrera. Y con Ana, tu "hola" no ha sido precisamente una muestra de afecto...


- Sabes, Marta, poco a poco nos olvidamos de la pequeña comunicación, la comunicación cotidiana. Una comunicación aparentemente intrascendente, innecesaria, pero que tiene un gran valor.

- Pero qué es lo que exactamente sugieres?

- Que entres en la oficina, sin hacer como que la gente no existiera. Que tomes 30 seg con tu secretaria y no pases de largo. Que seas capaz de percibir una cara de preocupación y te pares a preguntar qué le ocurre a aquella persona. O que compartas una pequeña alegría con algún compañero.

- No me lo puedo permitir, Max, siempre voy con el tiempo justo.

- Quizá haya un día que no puedas, pero ¿ cada día? ¿ No será que ya estás metida de lleno en un hábito de no hacerlo?


Lo que su amigo le estaba echando en cara le parecía, incluso, injusto. Yo hablo siempre con mi gente cuando lo necesitan - le dijo- desayunamos juntos a menudo,me apunto a comer con ellos cuando me lo piden...y mi despacho siempre está abierto. Soy muy accesible. Ellos mismos te lo dirán.

- Lo sé, y estoy seguro de que lo aprecian. Pero estamos hablando de otra cosa, no estamos tratando de resolver un conflicto, ni de tener largas conversaciones, sino de darnos una pequeña dosis matianal de cariño para empezar el día. De los pequeños gestos diarios que van construyendo una realción.

-Tan importantes son estos gestos?

-No lo dudes, por un lado son gestos que contagian un estado de ánimo y nos ayudan a cargar pilas, y por otro porque nos recuerdan que somos dignos de la atención y del aprecio de los demás.