24 jul 2007

COMUNICARSE





- Estoy desconcertada, tengo la sensación de estar alejándome de la gente.

- Qué te hace pensar en eso?

- Me reuní con una amiga a la que le tengo mucho cariño. Me ilusionaba volver a verla, pero después de nuestro encuentro volví a casa con una enorme sensación de vacío. Me di cuenta de que nuestra relación estaba llegando a una vía muerta.

- Y eso?

- Se trata de Susana, mi gran amiga de la infancia, de niñas eramos inseparables. Cuando nos licenciamos, cada una siguió su camino, pero siempre hemos mantenido un estrecho contacto. Sin embargo, a medida que ha ido pasando el tiempo, la relación se ha ido enfriando. Ayer, por fin, nos encontramos después de meses sin vernos. Pasamos más de dos horas juntas, hablando sin parar.

- Hablasteis de vosotras?

- no, no lo hicimos, creo que nuestra conversación fue un intento de rellenar nuestro silencio. No hablamos de nada que nos saliera de dentro. Charlamos pero no compartimos ni un solo sentimiento.

Aquí tienes la clave. Vuestra comunicación ha perdido profundidad, piensa que toda comunicación se desarrolla en cinco niveles, el 1º consiste en hablar de cosas, aki no hay comunicación, el 2º en hablar de los otros, damos opiniones pero no ofrecemos nada personal, el 3º nivelconsiste en hablar de mí mismo, es cuando comienza a haber algo de intercambio, en el 4º me atrevo a hablar de mis sentimientos. Es una comunicación constructiva pero unidireccional y el 5º consiste en hablar de nuestros sentimientos, mutuamente, con una expresión dual.

- Qué puedo hacer?

- Qué harías si entrara ahora Susana por la puerta ?

La llamada






Toc, toc. Ahora abro la puertaaa!!! Soy la Felicidad. ¿Qué quiere?, le pregunto impaciente. La Felicidad no dice nada. Me mira y sonríe. Espera.

- Oiga, perdone, pero soy una persona muy ocupada. No me vuelvas a molestar.


Sin hacerle ningún caso, cierro la puerta en sus narices y continúo trabajando.

Me sucedio ayer. Más tarde, en uno de esos escasos momentos de lucidez, me di cuenta.

Como tantas otras veces, me llevé las manos a la cabeza: ¡ Seré imbecil! Pero lo peor es que volveré a caer en la misma imbecilidad hoy, mañana, pasado.


Y es que somos así. Vivimos así. Entre obligaciones, rutinas y prisas se nos va la vida, y parece que nunca tengamos tiempo para escuchar la llamada de la Felicidad, quien dice Felicidad digo yo que puede ser un amig@, alguien que está ahí...