17 nov 2007

Contestación a un correo que he recibido, aprovecho de paso para contestarte con un post ok?

"...Yolo conociéndote como te conozco, he leído el último post y se me hace raro que no hables de otra forma de lenguaje... siempre te he oído que eras experta en oír el silencio....Muxu. Mer..."

Es cierto sé de ello y también considero que es una de las formas más significativas de expresarse, a parte del lenguaje corporal y del doble vínculo (con éstos hoy no voy a entrar)

El silencio se oye, se siente, se interpreta, se vive. El silencio dice tanto que, en sí mismo, es un lenguaje. Tantas connotaciones diferentes para la ausencia de palabra; tantos significados que varían según la situación; tantos sentimientos encontrados por la falta de sonido. Cada silencio nos hace llegar su mensaje.

El silencio de la complicidad y los afectos: nos miramos y nos entendemos, la palabra rompería un acto de comunicación tan perfecto; es un silencio que te llena, que te trata bien, que te mima. Es el silencio de quien habla sinceramente con la mirada, de quien tiene ojos limpios y alma alegre.
El silencio en el ascensor: terrible momento que intentamos llenar sin éxito con palabras vanas y vacías; es el silencio del desconocimiento, casi de la desconfianza; es un silencio que zumba en los oídos mientras los ojos siguen ávidos los numeritos de los pisos y te maldices por no vivir en el primero.
El silencio de la repulsa y la exclusión; éste es uno de los dolorosos; es el que te expulsa, el que atruena tus oídos, el que te hace mirar a todos lados en busca de palabras, el que te escupe a la cara que te quieren dejar fuera de lugar. Es el silencio que mata los afectos e intenta hacerte invisible. Si no te hablo, despareces, no eres nadie. Es el silencio transformado en castigo. Es el silencio de todos aquellos que expresan sus ideas, no con la fuerza del razonamiento, sino con la fuerza del olvido. Es el silencio que nos negamos a sufrir.

Por eso, porque hay diferentes silencios, hay diferentes miradas y formas de sentir:
Al silencio de la complicidad y del afecto, mi mirada cómplice y mi sonrisa franca.
Al silencio del ascensor, mi mejor educación
Al silencio del castigo, nada mejor que nuestras ideas y continuar siendo nosotros mismos.