11 feb 2008

Después de mucho tiempo

Ella dijo que no era lo que esperaba, que el paso de tiempo lo habría marcado. Lo imaginaba diferente, ya muy diferente a lo que ella recordaba. Recreó en su imaginación durante noches el cómo y el dónde. Llevaba durmiéndose junto a él, en su pensamiento, mucho tiempo, tanto que no lograba recordarlo. Su ausencia había sido motivo de desconsuelos, de abatimiento, de un cajón lleno de relojes de arena. Se veía en un bar, en la cola de un cine, elevando su cabeza en un intento de no ahogarse entre la gente en un concierto de ese grupo que tanto le gusta, o, por qué no, pagando en la ventanilla de la gasolinera. No pensaba en príncipes, ni si quiera creía en escenas de playa bajo la luz de la luna. Sabía que eso era un invento de Hollywood recordaba a dónde iba y a quién vería. No le había puesto rostro, pero sí mantenía sus ojos; marrones, grandes...Estaba sentado en la boca del metro. Casi nadie reparaba en su presencia aunque, de modo inconsciente, se sintieran acompañados por su melodía. Lo miró durante un instante y extendió la mano. Sólo unas monedas y sus ojos, marrones, le dieron las gracias para cerrarse de nuevo y seguir envueltos por el sonido.Acababa de rozar la mano a sus sueños y me llamó para contármelo...de nuevo se convertiría en sueño...

Eros

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