20 oct 2007

Esta para "Mohamed" que seguro le gusta
regalito de Stop ... ;-)
muy guapo tu libro eh?
guardado como oro en paño

ayer noche vi una pelicula de él, no dejó de ser

dura, real.....

"8 Millas"

Mesara


Gracias a "mi Lola" que yo tb tengo Lola eh?
con la que hemos pasado mucho tiempo en segundas filas
y en esos camarotes...tomando cafés...Este es un regalito
de ella...

La verdad que siendo niño, los hechos valen más que mil
explicaciones...no tiene duda...ya de adultos como que nos
retorcemos...que además de los hechos siempre necesitamos
un por qué...y es cierto que en ocasiones solo el "hecho en sí"
es suficiente... sólo depende de quien te lo haga...del valor
que tenga en nosotros.


Hoy cavilaba sobre el post que he puesto, a cuenta del regalo de “mi Lola”…no se porque me ha hecho tanto pensar esa foto...( cómo siempre... ;-) daremos vueltas a todo no?, entre tu y yo me has revuelto eh?? jejejje)

Siempre me ha resultado curioso cómo desde que somos pequeños y apenas podemos hablar para preguntar, intentamos saciar la inquietud que suscita el interrogante de saberse querido o no. Por eso no es de extrañar que a veces los niños pregunten a los padres sobre el tamaño de su amor hacia ellos.

Desde luego lo fundamental es sentirse querido (o no), pero tanto cuando somos niños como cuando somos adultos nos gusta que nos lo confirmen, sea en el sentido que sea, aunque probablemente ya lo conozcamos de forma bastante fehaciente.

Por supuesto que cuando somos adultos esa pregunta infantil desaparece de nuestros labios, aunque seguramente no la inquietud ante la imposibilidad de una respuesta definitiva ante semejante tema. No se trata de cuantificar el amor, cuestión a todas luces imposible y tal vez absurda, pero supongo que el amor, como la tristeza, la alegría, la ira o la simpatía admite grados, y el determinar los mismos a veces tiene su importancia.

Me imagino que cada persona ha desarrollado estrategias –acertadas o no ese es otro tema, y no sin importancia, aunque no es mi objeto desarrollarlo aquí- que le permiten conocer esa realidad. Siguiendo la definición de Santo Tomás cuando señala que “amor es querer lo mejor para el otro”, creo que encontramos un termómetro sencillo y eficaz para determinar lo que amamos y lo que nos aman o quieren.