12 may 2008

Otro manual...




Una sonrisa, la cabeza ladeada y la mano que sube a peinarse el pelo para después bajar la mirada son algunos gestos que universalmente hace una mujer durante el coqueteo.
Debajo de los muchos misterios del enamoramiento se encuentran principios básicos de biología y genética. La madre naturaleza inicia con una chispa la cascada de eventos que llevan al amor. ¿El fin? La reproducción de la especie.El cortejo es una serie de permisos interminables que se piden para llegar a la culminación del amor. Una persona muestra un poco de interés, la otra no lo rechaza, y la primera vuelve con una señal más fuerte para ver qué pasa. Las señales son infinitas.
Son cinco las etapas del galanteo:
La primera fase es "captar la atención". Hombres y mujeres lo hacen de diferente manera. Primero cada uno establece un territorio; si se trata de un bar, puede ser una silla, un lugar para recargarse, un lugar estratégico y comienza el juego.
Las tácticas varían.
Los hombres se estiran, se paran derechos, con los hombros hacia atrás y con un balanceo cambian el peso de un pie a otro.Exageran los movimientos corporales. En lugar de mover la muñeca para agitar la bebida, usan todo el brazo como si estuvieran batiendo lodo. ( JAJAJJA)Al prender un cigarro, lo hacen con un movimiento elaborado que termina con una fuerte sacudida de brazo para apagar la cerilla. Si el lugar es oscuro, sostienen la cerilla encendido cerca de la cara por más tiempo del necesario para alumbrarse. Al reírse lo hacen con todo el cuerpo y tan fuerte como para atraer una multitud.
Las mujeres usan muchas de estas mismas tácticas además de algunos gestos muy femeninos como: caminar con un enfatizado movimiento de cadera, levantar la ceja, torcerse el pelo, se ruborizan, miran tímidamente, esconden la cara acompañada de risitas. Todo esto para señalar "aquí estoy".
La segunda fase es "el reconocimiento". Las miradas se encuentran. El contacto visual tiene un efecto inmediato, no se puede ignorar unos ojos que nos miran. La persona observada puede responder de dos maneras: sonreír e iniciar una conversación o desviar la mirada. Para aliviar la tensión de sentirse observada, la persona hará un "gesto de desplazo", como jugar con los lentes, ajustarse el suéter, tocarse la oreja, etc...Si la persona decide acceder, girará su cuerpo hacia el otro y acortarán la distancia. Este puede ser el comienzo del idilio.
El punto de más riesgo es la fase tres: "hablar". Esto comienza con frases de poco significado. como: "me gusta tu reloj" o "¿cómo está la comida?".Con frecuencia es una pregunta o un halago que requiere respuesta. Esta conversación se diferencia porque la voz se hace más suave, en tono más alto y canturreada. Se usan tonos como los que empleamos para hablarle con afecto a un niño. Lo que se diga es menos importante que cómo se diga. El momento que abrimos la boca para hablar es crítico. La voz es como una segunda firma que revela no sólo nuestra intención, sino nuestros antecedentes, educación e idiosincrasias intangibles del carácter que pueden atraer o repeler de inmediato al prospecto.Givens y Perper atestiguaron cómo muchas conquistas se desvanecían en cuanto la conversación se iniciaba.
Sin embargo, si la pareja supera esta etapa y cada uno escucha activamente al otro, por lo general pasan a la cuarta fase: "tocar".
Cuarta fase: "Tocar" :Todo comienza con "claves de intención": la persona se inclina hacia el frente, acerca su brazo o su pie al del otro. Movimientos de acercamiento muy calculados, que aparentan ser casuales. Llega el momento electrizante... el contacto físico.
Por insignificante que éste sea, es de suma importancia.
La piel es como un campo de pasto, en el que cada espadita es una terminación nerviosa capaz de grabar la experiencia en la memoria.
Al contacto, el mensaje se recibe de inmediato. Si la persona corresponde con una sonrisa, una inclinación hacia delante, o una caricia, usualmente la pareja llega a la última etapa del cortejo:
Quinta etapa "la sincronía total del cuerpo": esta es la fase más intrigante.Conforme la pareja se siente más a gusto uno con el otro giran sus cuerpos de manera que los hombros se alinean y quedan frente a frente. Esta rotación puede darse antes o durante la conversación. Después de un rato, el hombre y la mujer se comienzan a mover como si fueran uno. Si él toma de la copa, ella lo hace también. Si uno cruza la pierna, el otro hace lo mismo. Si se inclina a la derecha, el otro lo hará igual. Se mueven en un ritmo perfecto, mientras se miran uno al otro.
Aunque el verdadero amor es profundo y complejo, esta danza del cortejo la motiva el instinto de la reproducción humana. Ella debe tener su ritmo, su cadencia y su tiempo. Si se intenta de una manera abrupta, se encontrará con el rechazo seguro. El cortejo es importante.
No olvidemos que "el amor es el deseo irresistible de sentirse irresistiblemente deseado".
Eso...la coletilla final está genial

1 comentario:

Chus Piñeiro dijo...

En este charco yo no me meto que luego toca secarse jajajaaaa.

Besos